La huella española en el norte de Marruecos:
Larache.
A partir de 1956, fecha de la independencia de Marruecos y tras la partida de su administración colonial, Madrid se ha desinteresado de las relaciones culturales y la suerte de miles de hispano parlantes que como los sefardíes de la diáspora, hemos mantenido una fidelidad a la lengua española.
Mientras que cualquier poemario o relato de cualquier Senegalés, Camerunés o Costa Marfileño es difundido puntualmente en la antigua metrópoli como demostración de la presencia cultural francesa en el continente africano, los marroquíes no hemos encontrado ninguna ayuda oficial para la publicación de nuestras obras escritas en español; y es gracias al gobierno socialista de los señores Felipe Gonzáles y José Luís Rodríguez Zapatero, cuando la A.E.C.I ( Agencia Española de Cooperación Internacional) nos envió serias ayudas tanto para la difusión del español en nuestro país mediante jornadas internacionales del hispanismo marroquí así como para la publicación de nuestras obras.
Es de señalar que antes de las mencionadas ayudas, todos los gastos de publicación corrían por nuestra cuenta.
Mientras que Francia opto por un nuevo colonialismo enviando miles de cooperantes en todos los campos, desde médicos, ingenieros y profesores de todas las asignaturas de ciencias hasta instructores militares de todos los ejércitos.
Franco y su gobierno de extrema derecha abandonaron a todos los hispanistas del Protectorado español del norte de Marruecos a su suerte. Es gracias al partido socialista también cuando se firma el tratado de buena vecindad y la fructífera cooperación hispano-marroquí en todos los aspectos, es decir, económico, cultural, pesquero, agrícola y, sobre todo, la emigración clandestina y esa lacra llamada terrorismo….
Según Rodolfo Gil Grimau: « Análisis y fuentes de la literatura marroquí en lengua española »; “Marruecos es el único país árabe en donde existe una literatura viva de expresión española, posiblemente reducida y marginal pero sin duda activa y palpable”.
En noviembre de 1994, la Facultad de letras de Fez organizó un Congreso Internacional sobre la “Escritura marroquí en lengua española”. Este Congreso tuvo el mérito de insistir, y no solamente llamar la atención, sobre el asunto, con la intervención de diversos profesores marroquíes y extranjeros.
Hasta aquel momento, la única novela marroquí en lengua española que estaba publicada en Marruecos era mi novela “El caballo”.
Por razones geográficas, históricas, políticas y culturales, el hispanismo marroquí reviste un carácter especial. Marruecos es el único país árabe que fue colonizado parcialmente por España durante la primera mitad del siglo XX; cuenta con unos tres millones de hispanohablantes, cifra que supera la población de Panamá o de la comunidad autónoma de Castilla-León. El único dialecto árabe con más de 1500 hispanismos es el marroquí.
Existe además una lengua marroquí-española, la “Hakitia”, que todavía hablan los judíos marroquíes de España. Casi 40 000 estudiantes aprenden el español en la segunda enseñanza y un millar preparan su licenciatura en filología hispánica en los departamentos de lengua y cultura españolas de las principales universidades de nuestro país.
Más de una centena de tesis doctorales, de temas literarios y redactados en castellano, ha sido presentada por estudiantes marroquíes en España y en Marruecos. Más de un millar de hispanistas marroquíes ejerce la enseñanza secundaria y superior, periodismo, traducción, investigación etc.
Unos cincuenta autores en lengua castellana, a pesar de ser bilingües o trilingües, escogen el español para expresar sus pensamientos e inquietudes intelectuales. Estos escritores poseen unos quinientos ensayos, quinientos relatos y treinta novelas.
La poesía es un género muy cultivado; en los últimos años han aparecido unos veinte poemarios.
Si los escritores marroquíes en lengua española tuvieran facilidades para editar, su producción literaria se multiplicaría.
Me gustaría recordar unas sabias palabras de Su Majestad El Rey Juan Carlos I, en los que dijo: “Propongo que el hispanismo o el arabismo no sean patrimonio de unos pocos, rincón para el especialista o casi ciencia exótica, sino conocimiento general de dos vecinos que han vivido toda la historia juntos y a los que la ignorancia parece alejar a veces excesivamente”.
Quisiera terminar esta ponencia con una pregunta a la que espero recibir respuesta algún día: Si recibimos con espeto y admiración el castellano que nos devuelve Hispanoamérica, sobre todo el recreado y renovado por sus grandes poetas y novelistas, ¿por qué no este del otro lado del estrecho de Gibraltar? Ya que no por menos brillante es menos autentico y que podría aportar positivamente aun más su enriquecimiento como lo hicieron los sudamericanos hispanohablantes.
Parte del discurso de Mohamed Sibari
en la Universidad Castilla La Manche