Conocí al Cherif Mohamed Sibari cuando era alumno de la « Asociación de estudios sociales y jurídicos de Tetuán”, allá por los años setenta. A esa asociación en la que yo impartía clases de derecho, acudían fundamentalmente funcionarios después de finalizar su jornada laboral, lo que ya en sí denotaba en Mohamed Sibari un afán culturizante y una inquietud formativa.
Cuando de nuevo me he vuelto a encontrar con nuestro autor a principios de la década, en él había prendido la llama de la literatura de una forma intensa y bastante prolífica con la publicación en un corto espacio de tiempo de dos novelas “El caballo” 1993, y “Regulares de Larache” 1995, con una acogida aceptable y grandes dosis de inconformismo por parte del autor.
Al terminar de leer “Judería de Tatúan”, su tercera novela y de la que me he comprometido a escribir el prologo, he de reconocer que me he sentido transportado a una época que no por lejana ha sido lividaza, la del Tetuán de los anos anteriores a la independencia de Marruecos, en la que mis años eran desgraciadamente demasiado mozos e inexpertos para haberla saboreado en toda su riqueza.
Efectivamente, Mohamed Sibari con el argumento de una tragedia amorosa, nos retrata una sociedad con una serie de pinceladas que sólo son comprensibles en el contexto de aquellos años.
Manifiesta con un apasionado juicio la indudable unión existente entre las tres razas que convivían en perfecta armonía en el Tetuán de la época, pero siempre que no transgredieran la dogmática religiosa. Con un peculiar idioma hace hincapié en realizar el espíritu militar del que aún estaba impregnada una sociedad de vencedores.
Casi de pasada nos referencia una serie de lugares, que podrían pasar desapercibidos para un lector lejano, pero que para el nativo representan una indudable nostalgia carismática.
El machismo, junto a la cultura del alcohol y el trágico desenlace de la obra, pone claramente de manifiesto los tintes de tipo sociológico de la que estaba impregnada la sociedad del Marruecos colonial de los años cincuenta.
Animo al Cherif a seguir aportando un grano de arena a la difusión del español.
Omar Benabud 1994